Que es la desviación mental?


Bienvenidos a la desviación mental de Mr. Root(Gustavo) y Nekro(Rodrigo). 2 cinéfilos, literatos, músicos, paranoicos y probablemente sociópatas con serios problemas mentales que crean un espacio para proyectar sus pensamientos, ideas y más que nada, sus frustraciones en textos AMATEUR para enriquecer el ocio del ser humano pegado a una computadora.

lunes, 14 de junio de 2010

No More

Y tus palabras hacen eco en bocas extrañas que no tienen forma ni sentido, en lugares en los que no puedo entender lo que aplico. Y el eco no es mas que una forma de recordar que alguna vez estuve vivo, el dolor del paraiso, y finalmente recordar que ahora no lo estoy, en camino a mi perdición voy, por los nueve viejos infiernos y los mil nuevos, te busco en todos y cada uno de ellos, en vano, desperdicio humano, donde estoy no encontraré tu mano, ni tu cabeza ni tu corazón, donde estoy ya no puedo usar mi razón. Fe, ¿tener fe? prefiero que me engañes, me maltrates y me mates, a tener confianza ciega en algo sin tu nombre, en arriesgarme a que mueras en la presencia de otro hombre. Errores, malignas legiones, peores que demonios, más agrios que los pecados, se reúnen ante mi, y destrozan mi cuerpo y alma. Inmortal ya no más, de mi tus olvidos beberán, para después saciarse y olvidarse, de aquellos que por ti tuvieron que sacrificarse. Infinito vacío, bendito y maldito, sin saber a donde ir, sin saber si esto es vivir. Sin dolor y sin pena, buscándola siempre a ella, la eterna ardiente estrella. Luz caliente o luz fría, no importa mientras te haga sentir viva. Oscuridad plena, siempre llena... vamos a donde eventualmente regresamos, al principio de donde nos enamoramos y olvidamos.Susurros atroces de vidas llenas de adioses, cantados en un tono sordo que solo oyen los tontos, encerrados en el mundo, sin paredes hacia el centro me hundo... Buscando una nota más, para poder escribir el final, de la canción que dejaste sin terminar, aquella que todos estamos condenados a finalmente ignorar. Pesado polvo se precipita como lluvia, ante ella cedemos sin piedad alguna... Clamando tu nombre, pero nunca por ayuda... Para que me veas morir mientras mi fin tu vida asegura, el fin de tu eternidad en ayunas, el inicio de tu hambre y el final de mi tarde.Colores sin luz, la paradoja que creaste tú, siempre escondidos en el firmamento, hasta ser destruidos por su sutil armamento. Sacrificándolo todo para tenerte un momento, y luego perderte nuevamente ante lo eterno, lo banal, lo irreal y lo carnal, por un momento que durará menos de un segundo, por un momento que no tendrá sentido pero tampoco será absurdo. Infinito lapso de una fracción de segundo, de la veracidad de mi inteligencia e integridad por el dudo. Límite espacial, siempre haciendo todo mal, poniendo cada cosa en un diferente lugar, rompiendo siempre el orden de lo que se considera normal. Estancados en nuestro nicho moral, todo error ante tu dios es mortal. Dios que castiga, dios que perdona, ambivalente contradicción que por ti aboga. Mis pensamientos más sublimes deroga, una y otra vez, hasta que incluso él mismo en su sangre se ahoga. Sin final y sin principio, el amado incongruente sacrificio, al borde del más hediondo precipicio. Cariño, mentirte es mi vicio. Reirme de lo que somos, lo que fuimos y lo que jamás seremos. Volvernos nuestras más hermosas pesadillas y nuestros más horrendos sueños. Espiarte a través de tóxicos huecos en la pared aún más tóxica, para obtener secretos a voces que hacen ver a la belleza hórrida. El espejo de cristal roto en mil pedazos, por cada uno recibiremos 39 latigazos. Ni uno más, ni uno menos, el espejo no atravesaremos, con el nos desangraremos. Reflejados en el otro, en sus ojos llenos de odio. Muertos por el amor, el amor que jamás existió. Nos rendimos ante la vida, y la vida se rindió ante la vida. Amor, halagos y maldiciones, me dan igual. Si tú no lo pronuncias, la palabra no existe. Digan lo que digan, yo sé que exististe. En mis sueños o en mi mente, en mis dioses o en mis fuentes. Ya no sé donde estás, ni qué eras además. Fingiré que ya no te amo, y tal vez sea verdad. Pero buscar a tu remplazo, no lo haré jamás. Pero sé que algún día te olvidaré, ¿quererte, tenerte, poseerte o entenderte?... ya no más...

miércoles, 9 de junio de 2010

Dresvel

Se me agolpaba el clémiso cada vez que sabía de ti. Una sobrehumítica agopausa me golpeaba cada vez que quería dirigirte la palabra. Estabas sentada una banca delante de mí, en la iglesia abandonada por el odio de su pueblo que sabía que aquel templo era solamente señal de que todo es para siempre.

Todo en ti me disgustaba, tú sonrisa, tu cabello, tu mirada angelical cuando decías algo en tono inapropiado, cuando sabías que cuando maldecías cosas en nadsat o pretendías cantar en kobaia no eras agradable y de verdad no lo eras.

Por eso estoy aquí, en esta cristina rezando el Ave Dumma, por eso estoy recordando cuando solías ser la reina del dengue, cuando estabas en tu trono junto a mí, cuando tenías ataques y desmayos y yo seguía hablándote sin sospechar lo recayente de tu estado. Mientras la espuma corría por tu boca recordabas tus intentos por construir tu reino de arte y castillos con los cuadros de colores impares de juegos para niños que muy en el fondo terminan siendo acertijos matemáticos infinitos.

¿Recuerdas cuando pretendías no conocernos? Aquellos tiempos donde me acercaba a ti y pretendíamos ser príncipe y princesa, caballero y señorita, en noches de diciembre donde a nadie le importaba quien eras. Con tus dulces palabras y sollozos renegabas nuestra condición amorosa, con odio y lujuria salvaje, cuando nuestra entrañable enemistad y parecido interminable nos llevaban a cortarnos lentamente con los dientes nuestros labios, cuando lo externo era solo un pretexto para no nos importara lo que sentíamos en el interior.

No extraño aquellos tiempos, sobraban cuando las paredes se derretían o sangraban, cuando nuestras manos se extrayuxtaban y moría de ganas de tomarte entre mis brazos y decirte que no quería que te suicidaras mientras te veía caer tras empujar la silla con tus pies.

Entre las paganidades del evento ritual se oían como gritos tus rezos incesantes:

¡Dresvel, dresvel!

Sentía como el piercing de tus labios se oía tronar entre mis memorias cada vez que me reclamabas que no prestaba interés a lo que sentías y era correcto porque no lo hacía. Era como un sacerdote esperando cada día llegar más rápido al infierno abusando de su condición divina para sentir la adrenalina cada vez que asesinaba a alguien o comía con tal gula que pondría envidioso a cualquier rey.

Me levante de la banca para retirarme y recordé eso que siempre me decías "La música expresa lo que no puede ser dicho y aquello que no puede dejarse en silencio" nunca supe apreciarlo hasta ahora, porque sé que solo en recintos administrativos como la iglesia puedo quedarme callado.

lunes, 7 de junio de 2010

Maldito diablo...

Maldito diablo, ¿quién te ha invocado ante mí?
Tonto diablo, ¡no sabes nada de mí!
Mira dentro de mis ojos y la oscuridad te devolverá el exceso
Pregúntale a mis labios cara a cara si t devolverán el beso
Con tu veneno, tantos años guardado, esperando para salir
Matar a un ser vivo hace a mi ponsoña vivir
Engañando a todos con palabras sutiles pronunciadas en voz baja
Un suspiro es una respiración gastada de manera vana
Pero respirar al fin, una manera pobre y triste de seguir
Engañando a todos, incluso hasta a la muerte, al poder sonreir
¿Y con qué fin, si de aquí nunca hemos de salir?
No te entiendo, dulce diablo, y ya me tengo que ir.

Desiertos llenos de nubes, en las que descansa mi sanidad
Esperando el día sensato en que la llegue a necesitar
Agotado de fingir cada día la demoniaca santidad
Me pregunto, si escuchas o solo finges mi pena castigar
Y si está mal, disfrutar el dolor del olvido
Porque ante todo, esta locura, nuestra locura es mi vicio
Porque la compartimos, lejos, muertos, ajenos, pero así nos conocimos
En los extremos del mundo que hoy se derriten
Con las arterias abiertas que secretos susurrando nos dicen
Embriagados de la nada, la nada que tan bien exhibimos
Sin pena ni gloria no hay ni infiernos ni paraisos

Los colores son todos iguales cuando al fin los has visto todos
Los sabores innecesarios, cuando consagras tu lengua ante el lodo
Pero hay algo que jamás volveremos a disfrutar en esta existencia
El placer de sostener nuestras manos sin temer perder la decencia
El escondernos de nosotros para que todo el mundo pueda vernos
Para al encontrarnos olvidar todos y cada uno de nuestros secretos
En la vida del otro, una y otra vez nos perdemos
Pero al final, olvidaremos lo que por derecho nos tocaba sabernos
Las palabras arderán y las cenizas no surgirán
Nuevas vidas vendrán, vidas que jamás se podrán entrelazar

Y aquí estoy otra vez, esperando en mi lado de la Luna
Digo que es mía, sólo porque sé muy bien que no es tuya
Pero no es de nadie mas que de mi desesperación
La eterna dedicatoria a tu nombre en cada canción
Para verte un último día, esperando en la orilla de esta plana esfera
Esta alma que se destruye, por ti vela y por ti espera
Para ser rechazada, ignorada y destrozada nuevamente
Porque es la única manera de que sienta algo realmente
Bendito diablo, ¿qué es lo que esperas de mí?
Sublime diablo, sácame de una vez por todas de aquí