La última primera vez...

¿Cuántas veces te he visto por primera vez?
Cardinalmente ilógico, lo sé, qué importa
¿Cuántas cosas has dicho y hecho al revés?
Y siempre llegas al lugar donde la línea se corta

Políticamente correcto, fachada de mi hogar temporal
Permanezco aquí horas y horas, sin saber porque
¿Por qué? Nunca me atrevo a preguntar, no sé si está mal
No me atrevo a mirar, a admitir que me equivoqué

Mi orgullo de plástico, postizo, reemplazable
Es un arma sin filo, un juguete quebradizo
Como el vino de tus ojos, sin alcohol y aún embriagante
Mi única adicción es ser el ser de tus hechizos

Ojos feroces, ojos apacibles, camuflaje infalible
Guerra sin cuartel, peleamos mañana aunque todo acabó ayer
Final sin principio, nos acercamos cada vez más al precipicio
No entiendo, lo juro, ¿no quiero entender?... lo dudo

Alergia incorregible, amantes intangibles
Como la bestia de la luna, oportunidad de verte solo hay una
Y sí tal vez muera, pero qué importa, mientras no duela
Reviviré a encontrarte, a perderte y nuevamente a adorarte

Sin frío, sin calor, buscando siempre algo mejor
Sabiendo que no lo encontraré, a ti nuevamente me arrastraré
El sol me quema, me transforma, me deforma
Miles de laberintos en mi, todos con forma de tu persona

Al final de la luz, el tren nos espera
Nuestro corazón y nuestra alma severa
No sé qué pensar, no sé qué sentir
Que importa si muero, si me vas a revivir

Infinitos, condenados a vagar buscándonos
Encontrarnos, para perder trágicamente la vida besándonos
Alas rotas, corazones sin ritmo
Vida por vida, amada mía, himno por himno

Amor de mis amores, pasión de mis pasiones
Sangre de mi sangre, desfibrando mis opciones
Mentes sin rumbo, corazónes con polos opuestos
Entre más nos acercamos, más separados acabamos puestos

Rompiendo las leyes de la física y la realidad
Conviertiendo todo bien en una sublime maldad
¿Qué haremos al la realidad implotar?
Lo mismo de siempre, entre los restos vagar...

Despierta de tu sueño eterno, y mira mis ojos quemarse
Tu cuerpo, tus olores y tus gustos marcharse
No puedo dejarte ir, aunque me cueste la cordura
Porque al final, tu voz es lo único que siempre dura