Sunrain

Las gotas caían de nueva cuenta, el arco-iris acromático salía a saludar a la lluvia y al Sol que no se veían en largo periodo de tiempo. Tocar el piso para las gotas se ha vuelto mundano y sin sentido, como la vida que pasa por tus ojos y se ve obstruida por tu cabello que circunscribe perfección mientras se humedece con años rotos, memorias compartidas, disrupciones familiares y aclamares en la cama. Fantasmas de colores cereales formados de tus lágrimas y la luz de tus ojos causan yuxtaposición de mis opiniones sobre ti, sobre tus pecas cinnamon, tu nombre quijotesco, tus zapatos desgastados, tus uñas a medio pintar, tus vestidos de domingo, de las dulces formas en las que gritas con tu mirada mi nombre y volteas a ver al hombre que te tiene en brazos y le das de probar ese elixir de bacterias, caricias y mentiras. Tus falsos argumentos llegan hasta tu espalda cubierta de deseos e imperfecciones, cartas espadas, infecciones cauterizadas, letras indistinguibles, pulsiones thanáticas formadas de tu forma de pensar arqueozóica que me enferma y me quita el sueño. Y aun así, destruyes todo con un silencio incomodo y el rugir de tu amiga la gorda. Y aquí me tienes, esperando a que te acerques, que rompas el hielo con la sonrisa idílica. La lluvia me despierta, el Sol me deslumbra mientras veo vapor en las llantas de los carros que me rodean y recuerdo que no eres más que una proyección de agua y luz.