Adicción

He aprendido que las adicciones no tienen solución. Una vez probado el elixir, este será tu perdición. Aunque me vuelva sordo, siempre escucharé tu canción. Extenuante, desgastante, es tan cansado sólo a ti escucharte. Y sin embargo, extraño tu hielo cuando tiendes a alejarte. No me quedan mas que recuerdos insanos de la destrucción de tu galaxia, no me queda mas que pesar de cargar con tu pesada avalancha. Extraño tu poder, el fuego de tus ojos, sobre todo tu morder y nuestra complicidad de locos. Esta sensación de necesitarte más y más nunca me dejará, tu sola presencia siempre me drogará. Las adicciones nunca se alejan, sólo se esconden, para hacerte adicto a ellas. Adicto a mi adicción, esta falsa y constante elación. Un olor disfrazado para jamás ser encontrado, pero siempre recordado, contantemente, día a día, noche a noche. Dormido te veo, despierto te sueño. Esta tortura no entiendo, el nunca saber qué estás haciendo... Falsas promesas de abandonarte, amigos que intentan censurarte. Yo creo, que después de todo, no hay solución para mi adicción. Moriré por exceso de ti, e irónicamente, nunca te he tenido. Viviré para tenerte para mi, y cuando lo logre, ya te habrás ido... Gracias a ti tengo buenos recuerdos de gente que odio, gracias a ti pasé por el infierno a través de un puro humo indoloro. El peor de los males es una delicia a tu lado, el placer de los dioses es una tortura si no te tengo. No hay peor mal que un segundo sin tu inhalar profundo de aire que no merece estar dentro de tus pulmones, no hay mejor momento que ser el agua que bebes día a día, la causa de tus adicciones. Y sin embargo nadie goza el privilegio de tenerte exclusivamente, todo es una imitación de la vida que deseamos día a día fervientemente... Hermosa es el eufemismo desperdiciado, el pecado consagrado, eres una demoniaca sensación de bendición prohibida. Eres el sacramento de la muerte más dulce, del desangramiento lento y del coma más profundo y lúcido que una persona pueda pedir. La enfermedad por gusto, la eutanasia perfecta. Amor pedimos, muerte recibimos. Y es justo lo que necesitamos, irnos de este mundo contemplando tu rostro, irnos de este mundo deseando quedarnos un poco más para tocarlo, para besarlo... Poseerlo, destruirlo, salvarlo. Las posibilidades son infinitas, infinitamente negadas. Al final lo único que puedes decir es un "no" ahogado por el beso del que jamás despertaremos. Nos quemamos mientras tu saliva probamos, y después de eso, en el otro mundo te adoramos. Y esto no pasará una vez, pasará miles de veces por segundo, repeticiones cíclicas de la etiopía que tus ojos prometen. No hay quejas, sólo suspiros, que te alimentan como el más caro vino. Adicta a nuestra adicción, la más sublime retribución. Enferma y banal, disfrazas tu miseria usando todo lo que está mal. Fingiendo corregirlo, sólo logras transgredirlo, volverlo un órgano vital en tu juego de palabras tan complicado como tu simple nombre. El arte de engañarnos, es tu manera de vivir, nuestras heridas más profundas, son lo único que te logra hacer reir. Digno de ti, jamás. Pero siempre estaré aquí para darte más. Con el martillo de la bruja, rompe todos mi huesos, una y otra vez, hasta que ya no quiera tus besos. Sabes que eso no pasará nunca, por eso sigues golpeando, y mi corazón aunque ya no sigue latiendo, siempre seguirá sangrando.